setembro 20, 2013

"Hacia un Trans-feminismo Insurreccional (Some Deceptive Trannies, 2010)" - (Columnanegra.net)

PICICA: "Las personas trans siguen siendo desconocidxs y marginadxs en gran parte de los discursos contemporáneos del feminismo insurreccional. Ensayos sobre los perpetradores “masculinizados” (male-bodied) de asalto sexual y “hombres y mujeres socializados” parecen dejar mucho por analizar las formas en que las personas trans se han relacionado históricamente con el funcionamiento de los sistemas de género y el desarrollo del capitalismo como sistema. Es en este contexto que intervenimos discursivamente con lo que podríamos llamar trans-feminismo insurreccional, un análisis que analiza claramente la forma en que los organismos trans se relacionan con el legado del capitalismo y de las posibilidades de vivir el comunismo y la difusión de la anarquía. Esto claramente no es un alegato a favor de la inclusión, no es una articulación de las políticas de identidad, sino más bien una articulación de por qué podemos volcados en la insurrección y la comunización con aquellxs que comparten nuestros deseos y tal vez un conjunto preliminar de ideas sobre cómo nuestros posicionamientos pueden ser utilizados en este tipo de procesos. Con tal de imaginar las posibilidades de subversión, sin embargo, debemos reconocer primero las relaciones históricas del capitalismo a la formulación del sujeto trans."

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Hacia un Trans-feminismo Insurreccional (Some Deceptive Trannies, 2010)

Extraído de Infoshop.org, titulado originalmente “Towards an insurrectionary trans-feminism” . Traducido por CN.
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(Una nota sobre el género: Este ensayo trata con las historias discursivas y materiales de las personas a las que refereriré como “trans mujeres”, lo cual defino ampliamente como cualquiera que, no siendo asignadx femenino al nacer, experimentan sus cuerpos como hembra, viviendo su género de una manera que este pueda ser considerado como femenino, y/o identificándose como mujer/de espectro trans-femenino/transfeminismo. Prefiero, a regañadadientes, utilizar este término con cierta reticencia ya que sin duda elimina la complejidad de mi experiencia de género, mas mi objetivo es relacionar en términos generales a quienes se les ha asignado coercitivamente una categoría de género que no sea la de mujer, pero que aún así heredan gran parte del legado de dicha categoría)

Las personas trans siguen siendo desconocidxs y marginadxs en gran parte de los discursos contemporáneos del feminismo insurreccional. Ensayos sobre los perpetradores “masculinizados” (male-bodied) de asalto sexual y “hombres y mujeres socializados” parecen dejar mucho por analizar las formas en que las personas trans se han relacionado históricamente con el funcionamiento de los sistemas de género y el desarrollo del capitalismo como sistema. Es en este contexto que intervenimos discursivamente con lo que podríamos llamar trans-feminismo insurreccional, un análisis que analiza claramente la forma en que los organismos trans se relacionan con el legado del capitalismo y de las posibilidades de vivir el comunismo y la difusión de la anarquía. Esto claramente no es un alegato a favor de la inclusión, no es una articulación de las políticas de identidad, sino más bien una articulación de por qué podemos volcados en la insurrección y la comunización con aquellxs que comparten nuestros deseos y tal vez un conjunto preliminar de ideas sobre cómo nuestros posicionamientos pueden ser utilizados en este tipo de procesos. Con tal de imaginar las posibilidades de subversión, sin embargo, debemos reconocer primero las relaciones históricas del capitalismo a la formulación del sujeto trans.

La relación entre el capitalismo y el sujeto trans es objeto de controversia. Aunque muchos teóricos como Leslie Feinberg han tratado de reconstruir una narrativa universal a-histórica de las personas trans a lo largo de la historia alrededorel mundo, vemos en esto una tarea que en ultima instancia cae al no tomar en cuenta las condiciones económicas y sociales precisas que dieron lugar a cada instancia de variación de género específica. La inconformidad de género no es un fenómeno estable o coherente que aparece en la historia debido a las mismas condiciones, sino que más bien puede tener contextualmente una multiplicidad de significados. Aunque sin duda podría ser útil para analizar las formas en que el capitalismo ha instituido sistemas binarios de género como medio para organizar el trabajo reproductivo en contextos coloniales con diferentes sistemas de género, a los efectos de este ensayo vamos a empezar con la noción de la transexual en el contexto de los principios del siglo XX en Estados Unidos, donde los primeros relatos de la transexualidad comenzaron a aparecer. Estas narraciones están íntimamente ligados al auge de las inversiones capitalistas en los procedimientos médicos experimentales que dieron lugar a las primeras formas de la cirugía de reasignación de género. Por la década de 1950, la transexualidad se había ganado la atención pública en los Estados Unidos con la cirugía de cambio de sexo de Christine Jorgensen. La narración de Jorgensen, así como algunas narraciones sólo veinte años antes de ella, se convirtió en un modelo para la narrativa de identidad transexual, en el que el sujeto siente que está en el “cuerpo equivocado” y que la cirugía ha hecho sentir todo y se alivia la inmensa sensación de cuerpo disforia ahora que ella es una mujer de verdad. Es en este relato que nos encontramos con las experiencias de disforia de género tomando forma para definir una posición de sujeto “trans” concreta.

Al mismo tiempo, el capital ha creado la posibilidad de que las personas trans puedan modificar sus cuerpos en las formas que consideren oportunas, a la vez que, junto con los aparatos biomédicos y psicológicos, proliferaron los medios para disciplinar el cuerpo trans. Dos de los aparatos más notables en este sentido son los Standards of Care, que aplican rigurosos estándares de feminidad y sensibilidad como un primer paso necesario para el acceso a las tecnologías médicas de transición, así como las “escuelas de encanto” que acompañaron muchas clínicas GID, tratando de resocializar correctamente mujeres trans como “damas adecuadas” con los modales, gracia, y todos los encantos femeninos de las “mujeres naturales”. Los deseos del sujeto trans son fácilmente moldeados afín de ser rentables para el capitalismo, en tanto se trate de un sinnúmero de sesiones de depilación láser, cirugía de reasignación de género o terapia hormonal. Es decir, la subjetividad trans se une a las condiciones del capitalismo y las técnicas disciplinarias que han dado lugar a la misma. Desplegamos estas palabras con cuidado, no obstante, pues reconocemos las formas en que “radicales” y “feministas” han desplegado esto como medios de construcción de trans mujeres como penetradores de vanidad y artefactos artificiales de femeneidad capitalistamente-creada. Sin embargo, el carácter construido del sujeto trans y el cuerpo trans no está más ligada a la historia del capitalismo y la dominación, que el carácter construido de la mujer como identidad y cuerpo, o el carácter construido de las identidades y corporalidades racializadas.

No queremos dar a entender que la identidad trans se basa en una forma particular de modificación del cuerpo o de acceso a la tecnología médica, sino que estas primeras narrativas de experiencia trans y las técnicas disciplinarias que configuran tales identidades son fundamentales en la forma en que la identidad trans ha emergido, ya sea en términos amplios de constituir una “comunidad trans” política sobre la base de compartir un sentimiento de disforia, o el surgimiento del género queer como una subjetividad politizada que se ha convertido en deleite del postmodernismo. El transfeminismo, entonces, se ha convertido en una teoría dedicado a la articulación de la sujeto trans hablante. Pero el capitalismo tiene cada vez mayor espacio para incorporar una cantidad infinita de subjetividades de género, las que se pueden prestar a la creación de valor para el capital. De esta manera, la teoría trans enfrenta límites similares a la teoría feminista, en que se ha producido una forma feminizada de capital, la que no es menos brutal en su forma. La tarea es, entonces, crear una teoría insurreccional que se base en la realizar cuerpos trans sin función alguna en relación al proceso de creación de valor, el que requiere de esta identidad como trans, como mujer, como humana. Como trans, sentimos la corporalidad empujándonos a la fuerza dentro nuetro, en un intento en volvernos inteligibles, para usar el estado de nuestros cuerpos con tal de comprender nuestro género y vendernos cuerpos “más naturales”. Sentimos que nuestros cuerpos pesan más que nuestras identidades elegidas cuando interactuamos con otros y no pasamos. Como mujeres trans, así como hemos experimentado el legado de la subjetividad trans en el capitalismo, también sentimos el peso de la corporalidad de la mujer en el capitalismo aplastando nuestras existencias. Experimentamos la violencia implícita en la división sexual del trabajo cada vez que somos violadas y golpeadas, y dignificada y tratada como un caliente jueguete sexual she-male. Sin embargo, es en esta experiencia en que podemos ver las posibilidades de huelga humana para las mujeres trans.

Las mujeres trans experimentan la corporalidad de una manera única. Mientras el capital pretende seguir utilizando el cuerpo femenino como una máquina proletaria para reproducir más fuerza de trabajo, los cuerpos de las mujeres trans no pueden producir más trabajadores y constantemente es considerada como desnaturalizada. Quizás en la valorización de inoperación para la reproducción, voluntariamente extendida a todas las formas de trabajo reproductivo, vemos la potencialidad de la huelga humana. Aún no se han visto formas de ampliar esto, pero en este enfrentamiento a la naturaleza y a las matrices de heteronormatividad que son cruciales para el funcionamiento del capitalismo, vemos la relación de parentesco entre la huelga humana de las mujeres trans y la materialización de una fuerza queer no-reproductiva, puramente negativa. Al parecer la mujer trans también tiene futuro, y por lo tanto a través de la construcción de esta fuerza negativa podría tener una participación en la demolición de todo y la abolición de sí misma en el proceso. En cualquier caso, no tenemos las respuestas que volverá la sociedad inoperable, que pondrá fin a la reproducción social de este mundo. Sin embargo, como mujeres trans, sabemos que cada ataque contra el capital es una huelga contra los mecanismos de la opresión de género, y que todas las huelgas en contra de la violencia de género en nuestras vidas es una huelga contra las maquinaciones del capital.

Huelga de género es huelga humana,

some deseptive trannies

 (algunas transexuales engañosas)

Fonte: Colunanegra.net

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