novembro 21, 2013

"Las geografías de la crisis y del desarrollo capitalista. Apuntes preliminares y hipótesis de investigación", por Sandro Mezzadra

PICICA: "La crisis que se abrió en 2007/2008 no es una crisis cíclica, coyuntural. Más allá de sus manifestaciones más sorprendentes (de la crisis financiera en Estados Unidos, la crisis de la "deuda soberana" en Europa, a la reducción del "crecimiento" en los países "emergentes"), son los ensamblajes completos -globales- del capitalismo contemporáneo que están siendo desafiados por una fundamental inestabilidad. Según modalidades que habían sido anticipadas, de alguna manera, en los debates sobre la crisis de los primeros años '70, mediante fórmulas como "crisis del management de la crisis" (Claus Offe) y “Estado-crisis” (Toni Negri), la crisis parece hoy representar el horizonte mismo del "desarrollo" y, al mismo tiempo, un proceso de profunda reorganización del capitalismo.

 por Sandro Mezzadra



1. Un terremoto espacial

La crisis que se abrió en 2007/2008 no es una crisis cíclica, coyuntural. Más allá de sus manifestaciones más sorprendentes (de la crisis financiera en Estados Unidos, la crisis de la "deuda soberana" en Europa, a la reducción del "crecimiento" en los países "emergentes"), son los ensamblajes completos -globales- del capitalismo contemporáneo que están siendo desafiados por una fundamental inestabilidad. Según modalidades que habían sido anticipadas, de alguna manera, en los debates sobre la crisis de los primeros años '70, mediante fórmulas como "crisis del management de la crisis" (Claus Offe) y “Estado-crisis” (Toni Negri), la crisis parece hoy representar el horizonte mismo del "desarrollo" y, al mismo tiempo, un proceso de profunda reorganización del capitalismo.

Esta reorganización tiene efectos extremadamente relevantes bajo el perfil de los espacios en cuyo interior se determina la acumulación y la valorización del capital, vale decir del sistema-mundo construido por este último. Las propias coordenadas geográficas de la crisis y el desarrollo capitalistas se encuentran hoy en movimiento: se cuestionan las antiguas jerarquías espaciales (tradicionalmente descriptas y cartografiadas como un conjunto de relaciones entre centro y periferia), mientras que la emergencia de nuevos polos aparentemente pujantes (el grupo BRIC, para hacer un único ejemplo) desafía las geografías del desarrollo, y nuevos regionalismos y nuevos modelos de multilateralismo se perfilan de manera contradictoria (por ejemplo en América Latina).

Estamos comenzando a experimentar las consecuencias de estos procesos también en  las luchas. Mientras que en Europa meridional un conjunto de movimientos se desarrollan dentro y contra la crisis (resistiendo a la violencia de su impacto social), en los últimos meses fueron Turquía y Brasil los que dieron formidables luchas que, desde el interior del "desarrollo", tuvieron la capacidad de cuestionar radicalmente su dirección, planteando el problema de su "cualidad". ¿Cuáles, entre estas luchas -y cuáles entre las condiciones en que se determinaron- fueran las más avanzadas? Es una pregunta que si, por un lado, muestra la radicalidad de las trasformaciones que se determinaron en los últimos años, por otro nos obliga a repensar un conjunto de paradigmas y conceptos mediante los cuales han sido históricamente articuladas tanto el análisis crítico del capitalismo cuanto la política revolucionaria.

Más en general, poner en el centro de la reflexión el propio terremoto espacial, que desde el interior de la crisis está remodelando el capitalismo, permite alcanzar otro punto de vista con respecto a un conjunto de temas que han orientado el debate sobre las transformaciones del capitalismo contemporáneo en los últimos decenios -del capitalismo cognitivo a la financierización. Un régimen diferencial de acumulación parece afirmarse tanto a nivel global cuanto al interior de espacios singulares formalmente unitarios, re-combinando figuras del trabajo, modalidades de producción y jerarquías territoriales. Por eso, retomando también la contribución de algunos geógrafos económicos, quisiera aquí concentrarme sobre la relación que el capitalismo contemporáneo, en tanto capitalismo global, tiene con la "diferencia" y la "heterogeneidad". Es necesario, en efecto, ir más allá de la imagen -por largo tiempo predominante en el debate sobre la globalización- del espacio global como espacio "liso", espacio de "flujos", para trabajar a la identificación de las líneas especificas de antagonismo que signan los procesos de producción del espacio global en tanto tal -de un espacio que precisamente en tanto global se presenta como profundamente heterogéneo.

2. Fronteras del capital

La matriz analítica al cuyo interior se colocan estas reflexiones ha sido definida en el trabajo que llevé a cabo en los últimos años con Brett Neilson, que confluyó en un libro recién publicado (Border as Method, or, the Multiplication of Labor, Durham, NC, Duke University Press, 2013). Asumiendo como punto de partida el concepto marxiano de "mercado mundial", hemos buscado mostrar cómo, ya desde las orígenes del modo de producción capitalista, la expansión de las "fronteras del capital" se encontró necesariamente inscripta en un espacio global. Al mismo tiempo, este espacio global ha sido organizado históricamente de muchas maneras, pudiéndose caracterizar cada una de ellas a partir de una específica modalidad de articulación entre las fronteras expansivas del capital y una multiplicidad de líneas de demarcación territorial, alrededor de las cuales se fue desarrollando  la historia de los Estados y los Imperios.

Al interior de este esquema interpretativo, aquí brutalmente resumido, adquieran su propio sentido los ciclos hegemónicos analizados por la “world system theory” (y en particular por Giovanni Arrighi), las problemáticas examinadas en los grandes debates de inicio siglo XX sobre el imperialismo, pero también -para llegar a tiempos más cercanos-  los distintos modelos interpretativos de la (nueva) división internacional del trabajo y de las relaciones entre centro y periferia, las teorías de los "tres mundos" y categorías como "Norte" y "Sur global". Es pues una entera nomenclatura espacial que debe ser puesta en prueba hoy en frente del terremoto geográfico que se ha brevemente indicado.

Del trabajo de Arrighi, por ejemplo, podemos ciertamente retomar la tesis de una crisis de la hegemonía americana (no sin subrayar la previsión con que el propio Arrighi formuló esta tesis ya desde el comienzo de los Noventa). El hecho que la posición de Estados Unidos como centro financiero depende de los financiamientos provenientes del exterior de Occidente ha cobrado evidencia, una vez más, en estos días, con la admonición, dirigida a Obama por el gobierno chino, a "garantizar las inversiones" frente a la perspectiva de un default. Y el desarrollo de la crisis siria muestra las grandes dificultades que Estados Unidos encuentran en la proyección de su propia potencia sobre un área estratégica como la del Medio Oriente.

Sin embargo, resulta difícil pensar que la que estamos viviendo sea una "transición hegemónica" análoga a las descriptas por Arrighi en su reconstrucción de los "ciclos" que escandieron la historia del sistema-mundo capitalista (de Génova a Holanda, de Holanda a Inglaterra, de Inglaterra a Estados Unidos). Al contrario, la hipótesis que conviene avanzar es que hoy estamos viviendo una transformación fundamental en la relación entre capitalismo y "territorialismo" (término clave en el trabajo de Arrighi). Y esto no porque la relevancia del "territorio" tiende a disminuir para el capitalismo contemporáneo, sino más bien porque el propio sentido de la noción de territorio está cambiando profundamente, en términos políticos y jurídicos no menos que económicos. El problema fundamental consiste en el dar cuenta de esta nueva relevancia del "territorio", evitando la que el geógrafo John A. Agnew definió ya en el 1994 como "trampa territorial". O sea sin asumir como ya prevista la definición de territorio que emerge de la larga historia del Estado territorial moderno, como ya constituidas las diferentes "escalas" territoriales, y como estables las fronteras de la "territorialidad" (cfr. J. Agnew, “The Territorial Trap: Geographical Assumptions of International Relations Theory”, Review of International Political Economy, 1 (1994), 1).

Al complicar la relación entre capitalismo contemporáneo y "territorialismo" -y asimismo a volver improbable una transición lineal del "siglo americano" al "siglo asiático", o en todo caso la emergencia de un nuevo sistema hegemónico organizado alrededor de un único centro- es un doble proceso: por una parte, aspectos cruciales de la soberanía tienden a asumir cada vez más una naturaleza no territorial (J.A. Agnew, “Sovereignty Regimes: Territoriality and State Authority in Contemporary World Politics”, en Annals of the Association of American Sociologists, 95 [2005], 2, p. 441; Id., Globalizing Sovereignty, Rowan & Littlefield, 2009); por otra parte, cada territorio nacional, por así decirlo, se multiplica a su interior, en el sentido que se encuentra "desempaquetado" tanto desde el punto de vista económico, cuanto desde punto de vista jurídico, mediante la acción de una pluralidad de ordenamientos, y se vuelve objeto de modalidades de explotación y valorización profundamente heterogéneas (cfr. S. Sassen “When Territory Deborders Territoriality”, Territory, Politics, Governance, 1 [2013], 1). Me parecen procesos de gran importancia para la comprensión de las geografías de la crisis y el desarrollo del capitalismo contemporáneo.

3. Varieties of capitalism

Me refería recién al problema de la relación entre el capitalismo global contemporáneo y la "diferencia". Se trata de un problema cerca del cual en los últimos años se fue desarrollando un debate muy intenso que ha interesado estudiosos poscoloniales (véase el polémico trabajo de V. Chibber, Postcolonial Theory and the Specter of Capital, Londres, Verso, 2013) y economistas feministas  (se piense en particular en los trabajos de J.K. Gibson-Graham), hasta poner en cuestión la posibilidad misma de una definición unitaria del concepto de capital (cfr. por ej. J.T Chalcraft, “Pluralizing Capital, Challenging Eurocentrism: Toward post-Marxist Historiography”, Radical History Review 91 [2005]).

Más internamente al debate mainstream, se desarrollan un conjunto de análisis comparativos de impostación neo-institucionalista, acerca de la así llamada "variedad de capitalismo". Es útil quedarnos brevemente sobre estos desarrollos teóricos, considerada la gran influencia que ejercieron sobre los ensayos que describen las geografías del capitalismo contemporáneo. A parir de la distinción formulada por Michael Albert en 1993 entre un capitalismo "anglosajón" y un capitalismo "renano", las análisis que refieren a las fórmulas de las "variedad del capitalismo" han efectivamente propuesto modelos muy influyentes para registrar "complementariedades institucionales capaces de promover prestaciones económicas eficientes desde el punto de vista de empresas representativas e/o economías nacionales (B. Jessop, “The Diversity and Variability of Capitalism”, en Ch. Lane and G.T. Wood, Capitalist Diversity and Diversity Within Capitalism, Londres – Nueva York, Routledge, 2012, p. 233).

En todo caso, en los años Noventa el desarrollo de estos estudios ha asumido un papel importante, promoviendo, al interior de un clima caracterizado por la tesis de una "convergencia global", una sensibilidad para la existencia de modelos alternativos y el papel jugado por diferentes contextos históricos y geográficos. Al mismo tiempo, concentrándose especialmente sobre la dimensión de la empresa y la análisis de los procesos económicos, la literatura dedicada  a la "variedad del capitalismo" (por ejemplo en la influyente versión propuesta por Peter A. Hall y David Soskice (cfr. el libro por ellos editado, Varieties of Capitalism: The Institutional Foundations of Comparative Advantage, Oxford University Press, Oxford, 2001) tiende a asumir la economía nacional como unidad analítica y referencia para la comparación.

Con este propósito, desde el interior mismo de literatura neo-institucionalista se ha subrayado que "la posición del Estado nación como criterio de definición de las fronteras de los diferentes casos analíticos no es de alguna manera tan fija y no debería ser asumida como deducida per definitionem(C. Crouch, Capitalist Diversity and Change. Recombinant Governance and Institutional Entrepreneurs, Oxford University Press, 2005, p. 42). Habría que agregar que el hecho de concentrarse sobre las variedades nacionales conduce a subvalorar los "caracteres comunes" del capitalismo contemporáneo, que al contrario deben ser puestos en relieve para comprender el sentido mismo de la "diferencia" para el capitalismo (cfr. W. Streeck, Re-Forming Capitalism: Institutional Change in the German Political Economy, Oxford University Press, 2009). Y se puede avanzar la hipótesis de que la crisis intensifique la relevancia de estos caracteres comunes aunque sus geografías sean profundamente heterogéneas: es precisamente la relación entre caracteres comunes del capitalismo contemporáneo y heterogeneidad de las geografías de su crisis y su desarrollo que debe ser asumida como objeto privilegiado de investigación.

4. Más allá del "nacionalismo metodológico"

Desde este punto de vista, los procesos de financierización juegan ciertamente un papel fundamental. Investigaciones recientes sobre las "geografías de la finanza" han ulteriormente cuestionado el "nacionalismo metodológico" que domina implícitamente el debate en torno de las "variedades del capitalismo". Trabajando en particular sobre el caso alemán, G.L. Clark y D. Wójcic (The Geography of Finance. Corporate Governance in the Global Marketplace, Oxford University Press, 2007) han resaltado por ejemplo como la "governance" de las grandes empresas se fue progresivamente adecuando a los estándar globales (vale decir, que se acercó al modelo "accionario" generalmente relacionado con el capitalismo anglosajón), en la medida en que aquellas empresas se orientaron cada vez más hacia la búsqueda de capitales en los mercados globales. Pero Clark y Wójcic han también mostrado la existencia en Alemania de una multiplicidad de modelos de "corporate governance", diferenciados esencialmente a lo largo de líneas "regionales" (por vía del hecho que algunos Länder incentivaban el desarrollo de regímenes de "governance" mayormente en línea con los imperativos de los mercados financieros globales).

La unidad de modelo alemán de capitalismo (el paradigma de aquella que viene a menudo definida "economía coordinada de mercado") es así puesta en cuestión tanto desde abajo cuanto desde arriba. Al mismo tiempo, otro "caso" de capitalismo del cual fueron enfatizados, en los últimos años, los "caracteres particulares" - lo chino- se presenta bajo una luz muy distinta en el momento en que se evalúe desde el punto de vista de las dinámicas de financierización, y en particular de la "relación económica simbiótica" entre China y Estados Unidos: las políticas macroeconómicas, fiscales y monetarias estadounidenses aparecen como variables internas del desarrollo chino -y obviamente al revés (K. Fan Lim, “On China’s Growing Geo-economic Influence and the Evolution of Variegated Capitalism”, en Geoforum, 41 [2010], especialmente p. 680). Emerge así, claramente, el riesgo, en las palabras del geógrafo A.D. Dixon, de "enfatizar la existencia de diferentes modelos de capitalismo cuando en realidad hay un único capitalismo, aunque si evidentemente se trata de un capitalismo variado"  (A.D. Dixon, “Variagated Capitalism and the Geography of Finance: Towards a Common Agenda”, en Progress in Human Geography, 35 [2010], 2, p. 203).

5. “Capitalismo variado”

Desde el punto de vista de la exigencia de entender los "caracteres comunes" del capitalismo contemporáneo, para poder mejor definir la naturaleza de la relación que éste entreteje con el territorio y la "diferencia" (y pues para alcanzar un punto de vista más eficaz sobre la tumultuosa redefinición de sus geografías), el concepto de "capitalismo variado" resulta en efecto muy útil. Su formulación originaria se debe a dos geógrafos, Jamie Peck y Nick Theodore (“Variegated Capitalism”, en Progress in Human Geography, 31 [2007], 6). Lo que me parece particularmente interesante en su trabajo es el hecho que los espacios y las "escalas" de los procesos contemporáneos de acumulación no estén asumidos como "dados", ni tampoco como coincidentes con las fronteras políticas o las delimitaciones administrativas oficiales. En vez de limitarse a una tradicional orientación comparativa, Peck y Theodore subrayan la importancia de "principios, fuentes y dimensiones de diferenciación capitalista (capitalist variegation)” que obran de manera dinámica y relacional, trasversalmente -para así decirlo- con respecto a los diferentes casos usualmente objeto de comparación.  El "polimorfismo dinámico" resultante debe ser para ellos analizado mediante la combinación de una atención a la heterogeneidad del capitalismo y un intento de recoger la "producción sistémica de diferenciación geo-institucional".

En Border as Method, Brett Neilson y yo hemos trabajado en una dirección parecida, hacia un reanudar y reelaboración del concepto de "axiomática del capital" desarrollado por Gilles Deleuze e Felix Guattari particularmente en Mil mesetas. La perspectiva de Deleuze y Guattari nos parece importante precisamente porque consiente mantener un concepto unitario de capital sin por esto elaborar un cierto argumento sobre la "convergencia global" -para decirlo de otra manera, sin equiparar la unidad del concepto de capital con la tendencia a la homogenización de todos los contextos sometidos a su acción y dominio. Deleuze y Guattari, en efecto, subrayan que a la axiomática del capital (un conjunto de "caracteres comunes" que se fijan en una tabla de principios) se corresponde sí a un "isomorfismo", pero no a una "homogeneidad". La axiomática, al contrario, no solo tolera sino que promueve la generación constante de "heterogeneidad" social, temporal y espacial (cfr. G. Deleuze – F. Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. (1980), Pre-Textos, Valencia 1997). Me parece que este gap entre axiomática y heterogeneidad -para seguir usando los términos de Deleuze y Guattari (pero la problemática entera pudrá ser reformulada a través de una relectura de la categoría marxiana de "subsunción")- se presenta hoy con particular evidencia y es precisamente el desfasaje entre los dos planos que debe ser tenido en cuenta para entender algunas transformaciones esenciales que caracterizan el capitalismo contemporáneo, las geografías de su crisis y las inestables coordinadas espaciales de su desarrollo. El espacio global se presenta en esta perspectiva como efecto del proceso continuo y sistemático de producción y diferenciación descrito por Peck y Theodore. Y se trata de un proceso que puede ciertamente dar lugar a nuevas configuraciones regionales (atravesadas por múltiples vectores de interconexión), pero muy difícilmente a la reorganización del sistema mundo capitalista en torno de un único centro hegemónico.

6. Extracción

Una vez más los procesos de financierización son aquí ciertamente esenciales. Hace tiempo venimos insistiendo sobre la novedosa calidad de estos procesos con respecto a las épocas precedentes en la historia del modo de producción capitalista. Y sostuvimos en particular que la distinción misma  entre economía "real" y economía "financiera" está hoy puesta radicalmente en cuestión (cfr. A. Fumagalli - S. Mezzadra, comp., La gran crisis de la economía global. Mercados financieros, luchas sociales y nuevos escenarios políticos, Madrid, Traficantes de sueños, 2009, y más en general, los trabajos de Christian Marazzi)

Esto aparece como todavía más evidente al considerar innovaciones financieras como los derivados, que desarticulan las mercancías y dispersan sus disjecta membra "para empaquetarlas con elementos de otras mercancías de interés en un mercado orientado globalmente, en el cual los intercambios se dan según la lógica del riesgo" (R. Martin, “After Economy? Social Logics of the Derivatives”, en Social Text, 31 [2013], 1, p. 89). Obrando con algoritmos cada vez más sofisticados, el high frquency trading desvía para otro lugar la temporalidad de la valorización y acumulación del capital, produciendo fenómenos como el así llamado "flash crash" del 6 de mayo de 2010, cuando el Dow Jones derrumbó de aproximadamente mil puntos en pocos minutos para volver a subir otro tanto rápidamente. Es un acontecimiento de relieve sintomático, si se tiene presente que hoy la axiomática del capital, su isomorfismo y su código abstracto de relación social están cada vez más representados en los mercados financieros globales (y pues cada vez más sujetos a la "volatilidad" que los caracteriza).
Al mismo tiempo, es esencial analizar las modalidades con que el capital financiero "toca tierra", tanto desde el punto de vista espacial cuanto desde punto de vista de los cambios que se producen en las relaciones entre capital y trabajo. Me parece, y es otro punto sobre el cual estoy trabajando con Brett Neilson (cfr. nuestro “Extraction, Logistics, Finance. Global Crisis and the Politics of Operations”, en Radical Philosophy, 178 [March-April 2013]), que se podría utilizar a este propósito un concepto extensivo de extracción para definir el modo mediante el cual el capital financiero se relaciona con las diversas formas asumidas por la cooperación (y la competición) social. La diferencia con respecto al capital industrial es aquí particularmente importante: mientras que el obrero, una vez pasadas las rejas de la fábrica, se encuentra al interior de un sistema de cooperación organizado por el patrón, la mujer negra sola (para usar una figura estereotípica) que contrata una hipoteca subprime debe pagar mensualmente la deuda entrando en una serie de relaciones de cooperación, dependencia, y explotación que resultan esencialmente indiferentes para el capital financiero, que se limita justamente a "extraer" una cuota de valor producido desde el interior de aquellas relaciones.

Este ejemplo estilizado muestra además de manera eficaz el relieve de la deuda en las formas contemporánea de subordinación y explotación (cfr. M. Lazzarato, La fabbrica dell’uomo indebitato, Roma, DeriveApprodi, 2012); al mismo tiempo, sin embargo, aconseja no absolutizarla, para analizarla más bien conjuntamente con otras formas y otras relaciones (aquellas, a menudo presididas por figuras de empresa absolutamente tradicionales, donde la mujer negra de nuestro ejemplo debe entrar para poder pagar su deuda). En todo caso, la hipótesis para verificar es que un concepto extensivo de extracción se preste a definir un conjunto de operaciones esenciales para el capital, que caben enteramente en la axiomática del capitalismo contemporáneo -o sea en aquellos caracteres comunes que mandan el proceso de su diferenciación en heterogéneas escalas geográficas).

Es evidente que el relieve global del sector extractivo en sentido estricto (acerca de lo cual se insiste críticamente en América Latina el debate sobre el neo-extractivismo) debe ser tenido bien en cuenta en el desarrollo y verificación de esta hipótesis. Se pueden además indicar algunos ámbitos de investigación particularmente importantes: el así llamado data mining en red, el "bio-capital" (o sea el desarrollo y comercialización de fármacos "post-genómicos"), la alianza entre capital financiero y capital inmobiliario en los procesos de "renovación urbana" y gentrification.

Otros tendremos que individuarlos. Me limito aquí a un solo ulterior ejemplo, con referencia a las transformaciones de las así llamadas "cadenas de provisiones" (supply chains) e de la logística, cuyo relieve para el capitalismo global contemporáneo es difícilmente contestable. Anna Tising, un antropóloga estadounidense que se dedica hace años en estos temas, insistió recientemente sobre el hecho de que hoy, contrariamente a lo que ocurría en el capitalismo industrial, muy frecuentemente es la cadena de provisión la que manda la producción (A. Tsing, “On Nonscalability”, en Common Knowledge, 18 [2012], 3).

Mirando al funcionamiento de los gigantes de la distribución como Amazon o Walmart, Tsing subraya que las modalidades de producción de las mercancías comercializadas quedan cada vez más a cargo de a los proveedores (que se hacen cargo por la insignia del imperativo categórico de bajar los costos), mientras que lo que más cuenta desde el punto de vista de la valorización es la capacidad "logística" de sincronizar estas modalidades heterogéneas de producción justamente al interior de la cadena de la provisión. "Piracy" es el término que Tising usa para definir la relación entre cadena y ambiente económico y social circunstante: y evidentemente nos encontramos próximos al campo semántico de la extracción.

7. ¿Fin del neo-liberalismo?

Adoptar una perspectiva como la sugerida por el concepto extensivo de extracción consiente, como venimos diciendo, de clasificar una serie de operaciones del capital que producen sus efectos a nivel global, aún sea de manera diferenciada y generando más bien geografías profundamente heterogéneas del desarrollo y crisis del capitalismo contemporáneo. Me parece, además, que ofrece una perspectiva original con referencia a otro tema al centro de los debates sobre la crisis contemporánea: el neo-liberalismo, un concepto que ha orientado muchos análisis críticos de la globalización en los últimos veinte años, hasta reducirse a menudo a un término vacío y absolutamente genérico (por cuanto no hicieron falta usos del concepto concientes de la diversidad de los contextos de su aplicación y pues de su complejidad y "ductilidad": pienso por ejemplo a los trabajos de Wang Hui sobre China o a los de Aihwa Ong sobre Asia sur-oriental).

¿La crisis económica global representa el fin del neo-liberalismo, como afirman por ejemplo Gérard Dumenil y Dominique Lévy (The Crisis of Neoliberalism, Harvard University Press, 2011)? O es más realista sostener que "el dominio ecológico del neo-liberalismo" al interior del "capitalismo variado" sobrevivió a la crisis del 2007-2008 (Jessop, “The Diversity and Variability of Capitalism”, cit., p. 233)? Me parece que la primera hipótesis es demasiado sencilla, y que muchos elementos son más bien en soporte de la segunda. Pero me parece sobretodo que el propio concepto de neo-liberalismo debiera ser reexaminado críticamente. Y si permanecen esenciales las indicaciones de Michel Foucault, que nos invitan a estudiar el neo-liberalismo no como un mero conjunto de recetas macro-económicas sino más bien para los efectos que tiene bajo el perfil de la subjetividad, también desde este punto de vista el trabajo de muchos geógrafos críticos nos puede resultar precioso.

Me limito aquí a mencionar un ensayo reciente de Jamie Peck, “Explaining (With) Neoliberalism” (Territory, Politics, Governance, published online 21 June 2013), que subraya de manera contundente la necesidad de estudiar el neo-liberalismo como un proceso, o sea enfatizando su naturaleza “embedded”, contradictoria, y abierta, su imposible "pureza". Desde este punto de vista, por un lado se torna posible conectar los procesos de "neo-liberalización" con la axiomática extractiva del capitalismo contemporáneo y la peculiar producción de subjetividad y regímenes específicos de gubernamentalidad que la caracterizan, mientras que, por otro, se puede investigar analíticamente su reproducción también en aquellos contextos, como los países latinoamericanos con gobiernos "progresistas",  donde el debate público es dominado por el tema del "retorno del Estado" (véase por ejemplo la análisis del gobierno de Evo Morales ofrecida por Daniel M- Goldstein, “Decolonizing ‘Actually Existing Neoliberalism’”, en Social Anthropology/Anthropologie Sociale, 2012, 20 [2012], 3).

8. El Estado, reloaded

El tema del Estado requiere justamente una nueva consideración crítica, en particular (pero no solamente) para lo que refiere a análisis de las geografías de la crisis y el desarrollo capitalista. En el curso de los últimos años una serie de estudios fundamentales (los de Michael Hardt y Toni Negri a partir de Imperio, por ejemplo, pero también los de Saskia Sassen) han puesto en evidencia la profunda transformación del Estado en el contexto de los procesos de globalización, subrayando cómo su "unidad" misma estaría puesta radicalmente en cuestión desde el punto de vista jurídico o político. Border as Method, el libro ya antes mencionado que escribí con Brett Neilson, se coloca en las huellas de estos estudios, contribuyendo a mostrar qué cosa el Estado ya no es. No se trata, evidentemente, de volver atrás con respecto a los resultados alcanzados, sino más bien de avanzar, comenzando a trabajar sobre qué cosa es hoy el Estado, en diferentes latitudes y en presencia de diferentes regímenes de acumulación.

Por cuanto profundamente transformado -y por muchos aspectos irreconocible si es medido a partir de los parámetros de la doctrina clásica del Estado europeo de comienzo del siglo XX- el Estado sigue siendo un actor estratégico en los procesos de realineamiento de la economía capitalista global (en la gestión de la interdependencia, la inserción en el mercado mundial y en las configuraciones regionales emergentes), jugando papeles cruciales en la articulación y "radicación" de la lógica extractiva del capitalismo contemporáneo en heterogéneas escalas geográficas. Además, como mostrado de manera particularmente eficaz por el caso latinoamericano, el Estado sigue siendo objeto de inversión de deseos y expectativas de emancipación y transformación (y oponer a esta inversión una crítica abstracta de la forma Estado corre el riesgo de resultar políticamente ineficaz).

Una tríple perspectiva de análisis del Estado en el presente global puede ser indicada como conclusión provisoria de estas notas. En primer lugar, se precisa profundizar nuestra comprensión de los cambios a que está hoy sometida la noción misma de territorio (que, no es inútil recordarlo, es uno de los elementos constitutivos de la soberanía en el pensamiento jurídico y político moderno). Trabajando en particular sobre China e India, en Border as Method nos concentramos en los procesos de multiplicación de las "zonas" y la correspondiente "heterogeneización" de territorios nacionales formalmente homogéneos. Bajo el perfil genealógico, estos procesos anclan sus raíces en dispositivos coloniales de gobierno del espacio, entre los cuales la "concesión" es particularmente importante. Este método genealógico abre perspectivas analíticas desde las cuales estudiar una serie de procesos cruciales de nuestro tiempo: el papel jugado por "fragmentos territoriales" poseídos por ex potencias coloniales en la determinación de la extensión de sus "zonas económicas exclusivas" marítimas  (cfr. P. Nolan, “Imperial Archipelagos. China, Western Colonialism and the Law of the Sea”, en New Left Review, 80 [March-April 2013]), al “land grabbing” actuado en Africa y otros lugares por muchas potencias emergentes (cfr. S. Sassen, “A Savage Sorting of Winners and Losers: Contemporary Versions of Primitive Accumulation”, Globalizations, vol. 7 [2010], 1-2), y los procesos de "regionalización" en acto en la Unión Europea (se vean los materiales compilados en el número monográfico de European Urban and Regional Studies, 20 [2013]). Es pero sobre la capacidad de sobredeterminar estos procesos de descomposición territorial por parte de los Estados (algunos más que otros), representando su unidad tanto en el campo de las retoricas cuanto en las políticas, que nos parece particularmente importante profundizar el análisis. En el momento en que muchas entre las más relevantes luchas sociales se presentan como luchas por el espacio, indagar esta desconexión de planos es urgente también bajo el perfil inmediatamente político.

En segundo lugar, es necesario estudiar meticulosamente las transformaciones de las relaciones entre Estado y capital, retomando y poniendo al día las tradiciones de análisis marxista que ha trabajado críticamente sobre el Estado a partir del concepto de "capital total". Habrá necesariamente que tener en cuenta del hecho que la representación del "capital total" es hoy atravesada y complicada por la lógica extractiva de la finanza, el protagonismo de actores trasnacionales, y la presencia de regímenes jurídicos globales: en otros términos, que de ninguna manera el capital total se representa como "nacional". En muchos casos la relación entre las que en términos marxianos se pueden definir "fracciones de capital" y estructuras estatales singulares se presenta en formas hibridas, con las lógicas de la "corporación" y la del "gobierno" que, lejos de estar ordenadamente distribuidas en uno u otro polos del actor económico y del actor político se entretejen en la acción de uno como de otro. Muchos modelos de partnership público/privado parecen conformarse precisamente a este modelo. Queriendo, también en esto caso, rastrear genealógicamente los antecedentes, estuviera interesante estudiar el modelo de la así llamada chartered company, a partir de la más bien conocida,  Compañías de las Indias Orientales inglesa (cfr. Ph.J. Stern, The Company State. Corporate Sovereignty and the Early Modern Foundations of the British Empire in India, Oxford – New York, Oxford University Press, 2011). En términos generales, de todo modo, es decisivo comprender si al interior de esta figura emergente de Estado -también ésta profundamente diferenciada según los contextos- fuera posible encontrar espacios para una representación del "trabajo", o de los "intereses" diversamente calificados con respecto a los capitalistas. Ampliando las investigación en una perspectiva global habrá que censar las formas de mediación que, según una lógica segmentada (de la cooptación al corporativismo) muy diferente de la que conocimos en Occidente en el tiempo histórico de las constituciones del trabajo, siguen por supuesto manifestándose.  Habrá  que evidenciar y criticar sus límites radicales frente a la axiomática extractiva del capitalismo contemporáneo, pero habrá también que reconocer -donde emergen- los elementos de novedad (como hicimos por lo menos en determinados pasajes del reciente ciclo de los gobiernos "progresistas" latinoamericanos).

En tercer lugar, se presenta la exigencia de profundizar el análisis de los procesos de desarticulación de la unidad del Estado, reconstruyendo los procesos de "neo-liberalización" que siguen re-plasmando, en el sentido recién indicado, la acción y la "racionalidad" de especificas estructuras estadúales. En vía hipotética se puede suponer la posibilidad que al interior de este proceso vayan emergiendo contradicciones en el ensamblaje institucional de la forma Estado, y que otras estructuras se presenten como elementos de potencial resistencia a los procesos de neo-liberalización (es una hipótesis sobre la cual estamos trabajando entre muchos compañeros una vez más en América Latina). El cruce de estas estructuras, su apropiación y "re-significación" al interior de la articulación institucional de un proyecto político de construcción del común es una hipótesis cuyo realismo debe ser evaluado caso por caso. Decisiva, desde este punto de vista, es la fuerza, la potencia constituyente de los movimientos y de las luchas que se generan a partir de las transformaciones, dinámicas y dimensiones subjetivas del trabajo social, cooperación y vida de los explotados. Y no se deberá olvidar que, análogamente a lo que se dijo a propósito del territorio, también el proceso de desarticulación del sistema institucional del Estado está continuamente sobredeterminado, tanto sobre el plano de las retoricas cuanto sobre las políticas, por la reafirmación, más o menos violenta, más o menos benévola, de su unidad. Tenemos continuas confirmas de eso también en Europa. Y es precisamente el ejemplo europeo a sugerirnos prestar la máxima atención, tanto desde el punto de vista analítico cuanto desde el punto de vista político, al papel jugado por el Estado al interior de los procesos de regionalización que caracterizan la actual redefinición de los ensamblajes globales del capitalismo.

Es precisamente a partir de este tema que se juega, no sólo en Europa, la necesaria reivindicación del internacionalismo, entendida como umbral mínimo para atribuir realísticamente eficacia a las luchas y las acciones políticas también sobre escala local y "nacional". Esto orden de consideraciones, en todo caso, conduce hacia una radical repolitización de los debates sobre el capitalismo contemporáneo, sus geografías, y su diferenciación dinámica. (cfr. también U. Rossi, “On the Varying Ontologies of Capitalism: Embeddedness, Dispossession, Subsumption”, Progress in Human Geography, published online 28 November 2012, p. 15).

Traducción especial para Lobo Suelto!: Maura Brighenti

Fuente: http://www.euronomade.info/?p=465

Fuente: Anarquia Coronada

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