dezembro 03, 2013

"Dmytri Kleiner: El capital no automatiza, enreda" (The Tusk of the Translator)

PICICA: "El capitalismo no va a automatizarse a sí mismo hasta su extinción. No va a eliminar la fuerza de trabajo y ni siquiera va a intentarlo. Lo que hará es crear una fuerza de trabajo descualificada, cada vez más dependiente del capital para la capacidad de producir, y creará una fuerza de trabajo dividida, que no comparte una conciencia proletaria común, dispersando de ese modo su poder de clase. Y allí cuando emerja y donde emerja el descontento, se automatizará la fuerza letal necesaria para reprimir los levantamientos. El brutal androide policial es mucho más viable que el agradable robot sirviente.

Un sistema que dirige la producción hacia la creación de valor de cambio tiene muchas motivaciones para crear control, ya que la captura de recursos escasos está en el núcleo de la formación del valor de cambio, sin embargo, no tiene ninguna motivación para crear abundancia general. Sólo una sociedad de trabajadores, donde la gente produce y comparte como iguales estaría interesada en lograr la abundancia, ya que la mayor riqueza y el menor trabajo serían disfrutados por todos sus miembros." 

Dmytri Kleiner: El capital no automatiza, enreda


Durante la presentación de Nick Dyer-Witheford en #PlatPol11, el tema del Capital reemplazando al Trabajo en la producción entró en la conversación y persistió a lo largo de las discusiones informales. ¿El capitalismo se automatizará a sí mismo hasta su extinción? Probablemente no. Tal como señaló Nick, no son los trabajos no-cualificados los que el capitalismo automatiza, sino, usualmente, los cualificados. En lugar de un futuro caracterizado por relucientes fábricas robot totalmente automatizadas que producen riqueza incalculable mientras los humanos disfrutan de una vida de ocio y la búsqueda de una conciencia superior, una visión más realista de la automatización capitalista es la de un/a adolescente en pánico respondiendo frenéticamente a los distintos timbrazos y alarmas y luces intermitentes en la cocina de un restaurante de comida rápida.

Hasta los años 50 sólo los cocineros y cocineras a la carta preparaban comidas y meriendas rápidas, y la floreciente industria de los merenderos empleaba a muchos de ellos y ellas. Siendo una ocupación en demanda, los buenos cocineros/as a la carta podían ser difíciles de encontrar y debían ser relativamente bien pagados. Insta-Burger King, fundada en 1953 por Matthew Burns y Keith J. Kramer en Jacksonville, Florida, desarrolló una manera de vender hamburguesas baratas, mediante la eliminación de los cocineros/as a la carta cualificados, sustituyéndolos por mano de obra no-cualificada a través del uso de su “Insta-Broiler” [asador instantáneo]. Carl N. Karcher, fundador del Carl’s Jr., siguió el ejemplo, reemplazando sus cocineros/as por trabajadores de cocina no-cualificados y equipo de cocina automatizado. Esto no se limita a la industria de la comida rápida, desde los centros de atención telefónica hasta los aeropuertos, desde los hospitales hasta las fábricas, la “descualificación” ha reemplazado a mano de obra cualificada mediante la introducción de tecnologías operadas por trabajadores semi-cualificados o no-cualificados. El trabajo sigue estando en el núcleo del proceso de creación de valor, sólo que se encarna cada vez más en una superestructura automatizada de Capital, autoritaria y orientada a la supervisón y la dirección.
No es el “trabajo” lo que el capital sustituye, sino más bien el “Capital Humano”. Según la descripción de Wikipedia, “Esa reserva de competencias, conocimientos y atributos de personalidad encarnada en la capacidad de realizar un trabajo con el fin de producir valor económico”. Así que en vez de automatización, quizás tenga más sentido entender este proceso como la Deshumanización del Capital, la integración de la habilidad humana en los equipamientos, y la integración de la mano de obra humana en la automatización.

Por supuesto, las tecnologías que se emplean en la producción descualificada son producidas en sí mismas, y su diseño involucra una ingeniería cada vez más compleja que emplea a trabajadores altamente cualificados. La mano de obra cualificada más que ser reemplazada es desplazada. Es trasladada lejos de la producción directa de bienes de consumo, llevándola a la producción indirecta de bienes de capital. Esto también tiene un efecto despolitizador. El poder de negociación de las masas de trabajadores descualificados es muy reducido, ya que son más sustituibles. Los tecnólogos/as cualificados que diseñan el software están cada vez más distanciados de la localización de la producción directa, donde se crea la plusvalía, y por lo tanto son abstraídos de la apropiación de la plusvalía.

Los tecnólogos/as a menudo no se ven como mano de obra explotada. Ya que no trabajan directamente en la producción de bienes o servicios de consumo, a menudo se sienten habilitados y no explotados por el capital. Producen ideas, diseños, prototipos tal vez, pero nunca productos finales para la venta. Los capitalistas les permiten realizar sus visiones técnicas; directamente no toman nada de ellos/as.

En #PlatPol11, durante su charla, Chris Chesher presentó una camarera robot que se comercializaba en una feria de comercio coreana. Se observó que las camareras son trabajadoras de salario mínimo, por lo que era muy improbable que este tipo de producto fuese a ser usado ampliamente, ya que sería mucho más caro mantener un equipo de camareras robot que de camareras humanas. Si bien la industria tecnológica gusta hacer alarde de novedades tales como mascotas y sirvientes robot, Chris señaló que los montos importantes de dinero y el desarrollo real están en los robots militares, diseñados para matar.

El capitalismo no va a automatizarse a sí mismo hasta su extinción. No va a eliminar la fuerza de trabajo y ni siquiera va a intentarlo. Lo que hará es crear una fuerza de trabajo descualificada, cada vez más dependiente del capital para la capacidad de producir, y creará una fuerza de trabajo dividida, que no comparte una conciencia proletaria común, dispersando de ese modo su poder de clase. Y allí cuando emerja y donde emerja el descontento, se automatizará la fuerza letal necesaria para reprimir los levantamientos. El brutal androide policial es mucho más viable que el agradable robot sirviente.

Un sistema que dirige la producción hacia la creación de valor de cambio tiene muchas motivaciones para crear control, ya que la captura de recursos escasos está en el núcleo de la formación del valor de cambio, sin embargo, no tiene ninguna motivación para crear abundancia general. Sólo una sociedad de trabajadores, donde la gente produce y comparte como iguales estaría interesada en lograr la abundancia, ya que la mayor riqueza y el menor trabajo serían disfrutados por todos sus miembros.

El capital no automatiza, enreda. Su aparato tecnológico no libera el trabajo, sino que encierra a la vida humana y al trabajo dentro de sí—invadiendo, acosando y extrayendo—. El enorme poder de producción-de-riqueza de la tecnología sólo podrá reducir el trabajo realmente cuando el sistema de salarios sea abolido y cuando las clases sean eliminadas. Sólo entonces la innovación y determinación de la gente puede ser verdaderamente aplicada a usar la tecnología para reducir el trabajo y aumentar el ocio, hasta entonces sólo se trata de un espejismo de ciencia ficción.

Fuente: The Tussk of the Translator

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